Por Mariano Baca Storni, CEO y Fundador de Inclusion.
La emergencia ambiental ya es una realidad insoslayable. Más allá del cambio cultural que hace falta e implica que la gente modifique hábitos de consumo, los fabricantes de tecnología deben colaborar con soluciones que aporten cada vez mayor eficiencia energética. Hay innovaciones que ya están teniendo un impacto real, y otras que se espera que lo tengan en breve.
Transporte
La industria del transporte tendrá un rol clave en la lucha contra el cambio climático, ya que genera buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, de hecho, es responsable por casi el 25% de las emisiones derivadas de la combustión de combustibles fósiles, que en su conjunto representan el 70% del total. En este sentido la compañía
Schaeffler Automotive realizó una suerte de mapa de lo que puede venir, anticipando que para 2050 el 80% de los automóviles nuevos a la venta serán eléctricos (puros o de hidrógeno), el 16% serán híbridos y apenas el 4% tendrá motor de combustión. Esta transformación permitiría que las emisiones de los coches pasen de las actuales 3,7 a 1,2 gigatoneladas en 2050. No obstante, la compañía señala que un auto eléctrico aún emite hasta 65% del carbono generado por un automóvil convencional a gasolina. Frente a esto, la clave para que haya un descenso real es que las baterías se carguen con fuentes renovables, algo que no ocurrirá durante los próximos 30 años. Cuando esto suceda, las emisiones del auto eléctrico serán de apenas 3% comparadas con las de uno a combustión. Un tema a resolver para que se concrete la popularización del vehículo eléctrico atañe a la fabricación de las baterías, que todavía son demasiado caras: las mismas requieren de cobalto y litio, y según las estimaciones las reservas de estos dos minerales se agotarán antes de 2050.
El hidrógeno es otra alternativa para almacenar energía, pero todavía no existe la infraestructura para su repostaje. Otro recurso para bajar las emisiones sería el uso de combustible líquido sintético y gas, que podrían obtenerse empleando energías renovables.
Otra cuestión clave será bajar las emisiones al fabricar autos. En Europa entre 2017 y 2016 se lograron reducciones del orden del 25% en virtud de un uso cada vez mayor de energías limpias. Por ejemplo, desde comienzos de 2017 Porsche sólo utiliza energías renovables en sus fábricas de Leipzig y Zuffenhausen; y empezó a usar un “tren eco” para distribuir los autos terminados. Por otro lado, a nivel de la movilidad urbana será fundamental fomentar el transporte colectivo.
En la construcción
El sector de la construcción es otro gran “emisor”, teniendo en cuenta que los consumos energéticos a nivel residencial se concentran en tres ítems: calefacción, electrodomésticos y agua caliente sanitaria. Las mejoras en este sentido podrían venir por el lado de la rehabilitación energética de las unidades construidas, y es que la combinación de uso de electrodomésticos más eficientes, integración de energías limpias y optimización del aislamiento térmico podría suponer ahorros energéticos de entre 50 y 75%. Y las bombillas LED podrían propiciar ahorros de hasta 90% comparados con el consumo de las convencionales.
Datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables indican que las energías renovables ya tienen una participación superior al 18% en la matriz energética mundial, aunque se espera que llegue al 39% en 2030.
Otro campo en el que se esperan avances es en la aplicación de la inteligencia artificial en la industria de la energía. El concepto de smart grids, o redes inteligentes impulsadas por IA, permitirá abordar la producción distribuida a nivel local, de modo tal de poder acercar la generación de electricidad a los consumidores finales de manera sustentable. Además se espera que la IA permita anticipar la demanda, hacer mantenimientos predictivos y reducir los consumos tanto a nivel doméstico como industrial, mediante la integración de soluciones analíticas. Por ejemplo, Google consiguió reducir los consumos en sus data centers entre 15 y 40%, usando algoritmos de aprendizaje automático.
Las personas, organizaciones y empresas deberán alinearse rápidamente con esta búsqueda de la sustentabilidad ambiental, de cuyo éxito depende el futuro de todos.