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Sam Altman Nuevo Actor Clave en la Política de IA tras Distanciamiento de Musk

En un cambio notable dentro del panorama político y tecnológico de Washington, Sam Altman, CEO de OpenAI, ha emergido rápidamente como un asesor clave en políticas de inteligencia artificial para el presidente Trump. Su ascenso se produce tras el reciente distanciamiento de Elon Musk del círculo íntimo del presidente, posicionando a Altman en el centro de las discusiones sobre el futuro de la IA a nivel gubernamental y redefiniendo las alianzas entre Silicon Valley y la Casa Blanca.

Altman Asume un Rol Central en la Agenda de IA de EE.UU.

Las dinámicas políticas en Washington están experimentando un giro significativo, con Sam Altman, el influyente CEO de OpenAI, consolidándose como una figura central en la formulación de políticas de inteligencia artificial para la administración Trump. Este desarrollo es particularmente notable, ya que Altman asume un rol que recientemente ocupaba Elon Musk, quien se ha distanciado públicamente del presidente (Fuente WSJ).

Menos de un mes después de la ruptura de Musk con el círculo interno de Trump, Altman fue visto en el campo de golf del presidente en Nueva Jersey. Tras una extensa reunión privada, Trump presentó a Altman a un grupo de importantes donantes, describiéndolo como «un hombre muy brillante» y expresando su esperanza de que «tenga razón sobre la IA». Este acercamiento marca un giro para Altman, quien hace unos años era un crítico vocal del presidente y un partidario constante de candidatos demócratas.

La estrategia de OpenAI ha evolucionado para incluir acuerdos de infraestructura y el cultivo de lazos con la administración, movimientos que Altman persiguió mientras se distanciaba de Musk y su creciente disputa pública con OpenAI y la Casa Blanca. Estos esfuerzos coincidieron con la ruptura pública de Altman con el Partido Demócrata. El 4 de julio, anunció en X que ya no era demócrata, escribiendo que el partido se había movido tan a la izquierda que lo había dejado «políticamente sin hogar».

Altman ha construido silenciosamente conexiones en Washington y ha cabildeado por un amplio apoyo federal al desarrollo de la IA. Sus puntos de vista comenzaron a divergir de las políticas demócratas, particularmente en la regulación de la IA y los estímulos económicos de la era Covid. Su creciente desilusión, combinada con la preocupación por quedarse atrás de China en el desarrollo de la IA, lo impulsó a buscar puntos en común con los republicanos.

Detrás de escena, OpenAI recalibró su estrategia, apelando al interés de Trump en asegurar que EE.UU. se mantenga a la vanguardia de China en IA. La compañía mostró tecnologías avanzadas aún no lanzadas, como su generador de texto a video, Sora. Además, OpenAI cabildeó por inversiones federales en centros de datos de IA y buscó alivio de los obstáculos regulatorios locales.

Las declaraciones públicas de Trump pronto comenzaron a reflejar estos puntos de conversación. En julio, en la Convención Nacional Republicana, una iniciativa de infraestructura de IA respaldada por el gobierno se había convertido en un pilar central de la plataforma del presidente. Este impulso culminó en la iniciativa Stargate, una asociación de $500 mil millones con Oracle y SoftBank para expandir los centros de datos de IA.

La evolución de Altman de crítico a confidente se produjo junto con reflexiones públicas sobre su visión del mundo. En X, declaró su creencia en el tecno-capitalismo, argumentando que los mercados y la ciencia impulsan el progreso y mejoran vidas. Enfatizó que su ruptura con los demócratas no señalaba apoyo al GOP, sino que reflejaba su sensación de estar «políticamente sin hogar». Altman abordará la Reserva Federal a finales de este mes sobre el impacto económico de la IA, una clara señal de su creciente influencia en los círculos políticos y tecnológicos. Por ahora, Sam Altman se ha posicionado firmemente en el centro de la agenda de IA de Estados Unidos.