En un movimiento que ha generado sorpresa y debate, Canadá ha anunciado la revocación de su planificado impuesto sobre servicios digitales (DST), cediendo así a la intensa presión ejercida por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Esta marcha atrás se produce a pesar de las declaraciones previas de Canadá de no tener intención de pausar la implementación del impuesto, que estaba previsto que entrara en vigor de forma retroactiva (Fuente Depto de Finanzas Canadá).
La administración Trump había calificado el impuesto canadiense como un «ataque descarado» contra Estados Unidos y había amenazado con imponer aranceles adicionales a Canadá en respuesta. Ante esta firme postura y la posible escalada de tensiones comerciales, el gobierno canadiense ha optado por rescindir la medida, evitando así un conflicto económico directo con su principal socio comercial.
Este cambio de rumbo representa una victoria significativa para las grandes empresas tecnológicas estadounidenses, como Amazon, Google y Meta, que se habrían visto afectadas por el DST. También subraya la influencia que aún ejerce la política comercial de Estados Unidos en sus vecinos, incluso después de la salida de Trump de la presidencia.
La decisión de Canadá podría influir en otros países que también están considerando o han implementado impuestos similares a los servicios digitales, generando interrogantes sobre la viabilidad de estas medidas frente a la oposición de las grandes potencias. Este episodio pone de manifiesto las complejas dinámicas de la fiscalidad internacional en la era digital.
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